Montiel
CRUZ
En Mitla la celebración del “Día de Muertos” es tan vigente como hace
años. Lo sobrenatural, los espíritus de los muertos, las ánimas, forman parte
de la cotidianeidad y de la cultura mitleña. No por nada Mitla es el lugar de
descanso de las ánimas, donde todas se reúnen.
Al festejarse el Día de Muertos es posible percibir la continuidad de
conceptos y elementos zapotecos que han sobrevivido a pesar de las fuertes
influencias externas. En Mitla no se piensa en infierno, sino en inframundo;
para los zapotecos, la muerte es una desintegración con la naturaleza y en cada
nivel del inframundo se adquiere una transformación hasta llegar al último
nivel.
En voz de uno de los representantes del grupo Mitlán AC, Omar García
Santiago, indico que se premiaron los tres mejores disfraces, dijo, que no se
trata de los premios, “sino de impulsar la cultura, las tradiciones y
costumbres que dan identidad a Mitla, como uno de los mejores destinos
turísticos”.
A sí mismo, precisó que la “ciudad de los muertos “se coloca en el primer peldaño en Oaxaca por su
originalidad.
Añadió que se realizaron una
serie de actividades, gracias a un esfuerzo conjunto entre la comunidad a
través de su organización con el objetivo de estas actividades fue fortalecer y
difundir esta celebración que en el 2008 fue nombrada Patrimonio de la
Humanidad.
El 30 de octubre se abrieron las puertas del Museo Frissell a todo el
público de manera temporal, después de permanecer cerrado por 18 años. En el
sitio se abrieron tres salas para exhibir pinturas alusivas al “Día de Muertos”
realizadas por pintores oaxaqueños, una exposición de piezas de alumnos del
taller de labrado en cantera rosa de la Casa de Cultura de Mitla.
De tal forma que cuando alguien muere, se entierra pensando en que
deberá cruzar los nueve niveles, ayudado de un perro que lo guiará a cruzarlos.
Estos elementos han vuelto de la celebración de muertos en Mitla, un homenaje a
aquellos que ya se fueron y un momento de reflexión y preparación para aquellos
que aún esperan ese destino inevitable, de ahí la importancia de preservar esta
tradición.