Héctor A. Gil Müller
Inició actividades la nueva Corte
de Justicia de México tras la reforma constitucional que estableció los
mecanismos para su conformación. La Corte es depositaria del poder judicial,
encargado de dirimir las controversias. Toma del legislativo el mandato, a
traves de la ley, y del ejecutivo la autoridad, mediante el uso de la fuerza
pública para la pena. El 5 de Febrero de
2024 el presidente López Obrador presentó en un paquete de 20 reformas constitucionales
los cambios que dieron origen a una nueva Corte de Justicia de la Nación.
Una ceremonia previa a la toma de
protesta de los Ministros estuvo repleta de motivos ancentrales de partes de
México, con lenguas indigenas que fortalecen la persona del presidente de la Corte
Hugo Aguilar Ortiz, quien proviene de un pueblo mixteco en Oaxaca y
reiteradamente se ha presentado como “un indigena que llega a la Corte”. La
ceremonia incluyó varios rituales, invocaciones y ofrendas a diversas deidades
y figuras indigenas, aunque no se trató de una ceremonia que correspondiera a
una etnia en particular, revistió un carácter solemne y ritualístico con la
intención, según los comentaristas, de transmitir un bastón de mando y
purificar a los responsables de las decisiones judiciales en este país.
A mi juicio, ademas de los
peligros de una posición no laica, el que los ministros hayan participado en
una ceremonia cuyos postulados ideologicos y dogmáticos no pertenecen, porque
todos declaran ser de una religión diferente a la que vimos en la ceremonia, es
riesgoso. No solo la participación en el rito sino que incluso se hincaran como
parte de la ceremonia me habla de la escasa firmeza de sus principios. En medio
de un entorno motivado o de moda, ante una actividad diferente, que ellos
mismos declaran no profesar, en un ritual ajeno a las tradiciones, porque ni así
se transmite para la Corte el encargo, ni los pueblos originarios tenian tantos
bastones al mismo tiempo.
Necesitamos principios genuinos y
no volátiles, raices firmes y no cambiantes, porque la turbulencia es real y
son tiempos complejos en los que se requiere valor y firmeza. La autoridad
judicial dirime controversias y lo debe hacer bajo una óptica lo mas objetiva
posible. Esa ceremonia no es una tradición, tampoco es una conquista, a menos que se reconozca que los modelos de
poder han cambiado, es revanchista y es un aprovechamiento de la debilidad de
unos para justificar la fortaleza de otros. No dudo que exista buena voluntad
entre los ministros, que se trate de hombres y mujeres buenas, que exista en
ellos el amor patrio, pero la participación presionados por una minoria que se
impuso de moda, es peligroso. Platón dijo que la oclocracia es el gobierno de
los oprimidos, aquellos que sometidos bajo un yugo dictatorial llegan al poder y
lo hacen con alborotos, como la posición determina la percepción se enfrentan a
problemas sobre los cuales no hay solución tan simple como pensaban, en una visón
del mundo particulamente egoista. La vinculación con los pueblos originarios no
nos resuelve problemas contemporaneos, no da principios que requieren la
interpretación contemporanea y ahí aparece el abuso. De rodillas el hombre
crece porque quien pelea es aquel ante quien se arrodilla. Entonces, ¿quién es
quien entrega la soberanía?, ¿la autoridad de donde proviene?, ¿proviene de la
ley ante la que acuden de pie y protestan con su mano?...