Acoso

Héctor A. Gil Müller

Mientras caminaba en la ciudad de México, en agenda oficial, un sujeto aparentemente alcoholizado se acercó a la presidenta Claudia Sheinbaum y pretendió besarla por la espalda y tocar su cuerpo, hasta ese momento intervino el equipo de seguridad retirando al sujeto quien después sería denunciado por acoso por la propia presidenta. Todo el episodio quedó registrado en un video bastante claro y desde un ángulo afortunado que muestra al tipo realizando su fechoría y exhibiendo en medio de su parranda sus eróticas y concupiscentes intenciones. La viralidad del video hizo el resto poniendo el rostro de alguien con un buen corte de cabello, la imagen del acoso y el gobierno de los impulsos.  

Varias interpretaciones tiene este acontecimiento, una de ellas, por su gravedad, evidencia el vulnerable estado de falta de seguridad que envuelve a la presidenta de México, el país pudo cambiar drásticamente su historia a causa de un sujeto alterado. El episodio pudo ser trágico de haber sido otra la intención del tipo. Seguramente en las reuniones diarias que se promocionan del gabinete de seguridad para atender la estrategia nacional nunca se había planteado la opción de resguardar a la mandataria. 
Sin embargo, tambien el episodio deja a la presidenta como una persona normal que ha sufrido lo que muchas mujeres sufren en medio de una cultura que aun mantiene esas muestras intimidantes y carentes de total respeto. Aunque es considerado como un delito el acoso, aun es muy comun. El paise está en medio de una fuerte oleada de seguridad; el magnicidio en Michoacán del alcalde de Uruapan y la violencia que ha desatado en el estado las protestas por la crisis, en la capital del pais, fue un acoso por un hombre alcoholizado. ¿Todos los funcionarios, incluyendo el de más alto rango del ejecutivo federal estarán a la libertad de cualquier acercamiento?, quiza simplemente no somos capaces de aprender las lecciones en un momento para aplicarlas en otro, el asesinato del alcalde de Uruapan el 2 de noviembre no fue suficiente para alertar a todo el país de la situación y riesgo actual. 

Algo tenemos como país contra las alertas, las mismas que usamos en todos los simulacros no fueron suficientes para alertar una población de la creciente de un rio. La alerta exige la reacción y también la acción. Ser sabios en la alerta es aplicar el conocimiento para disminuir el riesgo y normalizar la situación. Yo estoy convencido que la alerta nos trae a la realidad. El pensamiento mágico parece siempre atraparnos en una complicada espiral, pensamos en el pasado mejor de lo que fue, en el presente peor de lo que es y en el futuro más complicado de lo que será, ahí la importancia de la alerta, que nos advierta de los límites y reitera nuestra intención de no perder algo. 

La presidencia no se ha pronunciado por el episodio solamente en el cause institucional de denunciarlo como acoso y dando el ejemplo al igualar a la mandataria en la situación de muchas mujeres en México, pero entre líneas yace la alarma, de montar un espectáculo o de evidenciar una deficiencia. La alarma de no entender las señales o la intención de disminuir los riesgos. Si el ayer nos deja experiencia, hoy experimento y el mañana expectativa, ¿Qué es lo que nos espera? 
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